Esta es la historia de una tortuguita marina que al igual que el resto de tortugas de su especie, contaba con un fuerte y duro caparazón y unos tiernos ojos oscuros.
A ella le encantaba hacer amigos, pero, le resultaba muy difícil conocer animalitos nuevos. Le daba mucha vergüenza estar ante pececitos, pulpitos o cangrejitos desconocidos. Y era mucho peor cuando tenía que hablar en público. Siempre había soñado con dedicarse al mundo del teatro, pero sabía que era imposible. Todavía recordaba cuando una vez de pequeñita le tocó actuar en una función de la escuela, representaban La Sirenita. Ella interpretaba un pequeño papel, solo debía gritar muy fuerte una frase, pero los nervios se lo impidieron. La voz le desapareció al ver tantos ojos pendientes de ella. De repente, se sintió diminuta e insignificante. No podía hacerlo, no era capaz. Así que su deseo de ser actriz se vio frustrado por su miedo al ridículo.
Un día, se enteró de que cerca de donde ella vivía estaban rodando una película, era Buscando a Nemo otra vez, y fue a ver cómo era. Estaba maravillada, todo aquello le encantaba. Había muchos animalitos trabajando, los técnicos de sonido eran unos pulpos fuertes y rudos, las maquilladoras unas monísimas gambas, el director un interesante pez ángel azul y, por supuesto, el protagonista era un glamuroso pez payaso… ¡Ayyy, Cómo le gustaba todo ese mundillo…! Unos gritos la sacaron de su ensoñación: ¡Por el gran delfín plateado, nos falta una tortuguita marina para rodar mañana! ¡Perlita Marina se ha puesto enferma, por favor produccióooooon!
De repente, alguien estiró de su aleta izquierda y la puso ante el director… y sin dejarle decir ni palabra le tomaron medidas para el vestuario, le hicieron unas fotos y le dieron el guión con la hora y el lugar donde debía presentarse al día siguiente. Todavía en estado de shock se fue corriendo hacia su arrecife. Al llegar se encerró en su habitación y se puso a llorar desconsoladamente.
–¿Qué te pasa tortuguita mía?- le preguntó su abuela.
–¡No puedo hacerlo abuelita, no puedo hacerlo!- lloraba la pobre estrella…
–¿No puedes hacer qué?
–¡No puedo actuar ante tanta gente… me han dado un papelito en la peli que están rodando en el arrecife 55 y no soy capaz!
–¿Cómo que no eres capaz? Tú eres capaz de eso y más, debes creer en ti misma al igual que yo lo hago en ti. No tengas miedo mi tortuguita. Mañana te presentas donde te han indicado y te pones ante las cámaras. Y antes de actuar, cierra los ojos, respira fuerte y mírate con mis ojos, porque si te vieras como yo te veo, te darías cuenta de que eres lo más grande que hay en este océano.
Y así lo hizo, a las diez menos diez hora marina se presentó ante el director, la vistieron con un brillante traje de lentejuelas, la maquillaron y la lanzaron al set. Ella cerró lo ojos, respiró muuuy hondo e imaginó a su abuelita, vio sus ojos llenos de amor y orgullo y entendió que ella, podía hacer lo que se propusiera porque era muy muy capaz para ello.
Su breve actuación fue todo un éxito y, aunque su futuro como actriz todavía no está escrito en la arena, está claro que su triunfo no lo podrán borrar las olas.
FIN
A continuación podrás escuchar este mismo cuento de la voz de Myriam FC, una de las directoras y conductoras del programa radiofónico Ningú es Perfecte (NEP) de El Prat Ràdio. Tanto me gustó como lo hizo y quedó que he decidido mostrarlo. ¡Gracias Myriam, lo hiciste genial y también a Sandra por invitarme!